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SIN TÉRMINO

                                   el rayo primordial

acmé de la unión

                                 sintonía del dos

              sin fin

                                                           sin fondo

Confundidos, nos complacemos en las verdades sombrías de la existencia.

Nuestro mundo, estructuralmente pornográfico, arroja a la clandestinidad, cuando no al vacío, la suavidad, la lentitud, la dulzura, la dulzura sexual.

Lo que nos sustenta.

La dulzura no es lo contrario sino lo total.

Documentar dulzura humana.

Sus negros repliegues, su cifra fallida.

Vislumbrar, captar, veloz, concentradamente, sin preliminares ni tregua, casi de soslayo, aun a sabiendas de que cada toma será definitiva.

Suavidad y deleite como asfixiadas entre los cuatro lados fijos de la foto y  desorientadas por el ritmo siempre vertiginoso de la toma. Abrir de arriba abajo la imagen y separar a una distancia precisa las partes: desencuadre, espacio de tiempo que altera la percepción de la duración, del detalle, y del estatismo inherente a la fotografía. Y afronta el hecho mismo del dos, que persiste.

Montaje originario, montaje «primero» que se forma se deforma se reforma cada vez que dos cuerpos se acuerdan.

MDA

Delectación, saber, liviandad.

Una insondable dulzura irradia tanto la piedra monumental de las maithuna como la tinta y papel de las shunga.

La unión sexual (ese montaje) aparece como un frenesí de suavidades y goces, de placeres y juegos. Nada que sugiera pecado o culpa, y cuando en las estampas el tamaño desmesurado de los genitales pudiera desconcertarnos, a veces en un lado se lee: «en broma».

Celebración.

Seres y cuerpos alternan en la plenitud espiritual de su animalidad, se ofrecen uno a otro, entablan la conversación sin palabras.

Deseo acaso más vasto que sexual –aunque de la carne, por la carne, en la carne.

Intensidad. Deleite.

Ronda de cuerpos siempre innumerables, siempre distintos e indistintos.

«Juego» de (69) delicias, balada visual, una caricia al viento.

MDA

“Spiegel im Spiegel” (Arvo Pärt), L.Roczek y H. Schuch

LA GRAVEDAD

Nudos trazos al óleo, figuras cargadas.

¿Qué clase de peso llevan a cuestas?

¿Las empuja? ¿Las comprime?

Quizás ellas mismas se interrogan.

Lo cargan sin queja.

Todo su cuerpo actúa de contrapeso.

Lo saben.

Y saben que el lastre

que las arrastra las modela.

Pero no se van a caer.

No cederán.

Si la carga llegara de fuera podría ser.

Cuando el peso nace dentro es otra cosa.

MDA

OZ AR T

Desconcierto de letras sin sentido inmediato.

Prestar atención.

Tal vez haya algo que comprender.

Unas a otras las letras se acercan o se alejan.

¿A su aire?

Tantear, probar. 

Componer sílabas y palabras.

Ciento once proposiciones a veces endecasílabas.

En todas figura la palabra trazo.

Puede ser un acto o puede ser un hecho.

Se anotan experiencias. Una suerte de arte poética.

Reflexión visual sobre el acercamiento a lo nuevo.

A lo nunca antes experimentado.

MDA

Meditar el poder transgresor de la dulzura.
Explorar su ensueño, su extraña sustancia.

¿Por qué tan breve si ama tanto la lentitud?
¿De dónde ese recelo, o el desdén, que a veces nos infunde?

Quita y desquita sombras.

Atesora bondad, aviva miedos.
Tan bien nos refugia, tanto nos descansa.

Más allá de ella –qué.

Sed espiritual, ser animal: en la dulzura indisociables.

Interrogar nuestra incierta, descreída mirada. Sustraerla un instante a sus fatuos sarcasmos. 

Indagar distancias, salvar ecos.

Y así, al acecho, abrir y no abrir de arriba abajo el espejo.

MDA